Atrapada en mí

3/22/20252 min read

Nunca me contaron que la madurez traería tantas sorpresas. Jamás pensé que sentirme atrapada en mi propia vida sería una de ellas. Hace ya algunos años que decidí ser madre, algo que para mí era innegociable. Crecí con la plena convicción de que un día formaría mi familia y así sería feliz. Y lo hice, tuve dos niños que son lo más importante y bonito de mi vida. Y lo volvería a hacer una y mil veces más. Pero la felicidad a veces se me resiste. Vivo en una batalla constante entre la mujer profesional e independiente que paró su vida para dedicarla a su familia y la madre que quiere estar siempre disponible para sus hijos.

A veces me gustaría volver atrás solo para saborear aquellos momentos en los que mis decisiones solo me afectaban a mí. Volver a vivir una etapa que me regaló muchas risas y alegrías. Y entonces me acuerdo de que tampoco terminaba de ser feliz porque me faltaba todo lo que tengo ahora. Me pregunto en qué momento de la vida uno es plenamente feliz con lo que tiene cuando su mente es tan jodidamente inquieta e inconformista como la mía.

Ahora intento reincorporarme al mercado profesional. Ese que un día abandoné por voluntad propia. Por querer ofrecer a mis hijos aquello que yo tuve. Y, claro, las decisiones que uno toma suelen pasarle factura. Y me da miedo el rechazo, como siempre, a veces incluso por parte de empresas que no sé si son lo que yo quiero. Aunque esto no me sorprende. Sé que tengo mucho que aportar, entre otras cosas porque además de tener la experiencia profesional tengo mucha más fuerza que antes. Ya no soy la joven que entró en el mundo laboral llena de ilusión y cargada de inseguridades. Ahora soy una mujer fuerte. He tomado consciencia de que he conseguido prácticamente todo lo que me he propuesto hasta ahora en la vida. Y lo que no, he entendido que es porque no tenía que ser. Porque posiblemente me hubiera alejado de mi camino. Y, la verdad, es que me gusta mucho más quien soy ahora.

Estoy en un momento de incertidumbre, de transición, de disfrute de la publicación de mi primera novela, de apertura al mundo, de reconocimiento a mí misma, de búsqueda, de tener todo y a ratos sentir que algo me falta, de risas en familia y de lágrimas llenas de dudas. Estoy en un momento que sé que antes o después terminará porque focalizaré mi energía y seré productiva de nuevo. Y a veces me digo, que solo hay que tener paciencia, que esto es solo un momento... Pero lo cierto es que no solo depende de mí. Y... ¿Quién sabe cuánto durará esto?