«Al transcurrir en Valencia, da la sensación de que todo se vuelve tangible: las emociones, las dudas de los personajes, los misterios que se esconden entre sus páginas. La novela es un viaje. No solo en sentido literal, pues arranca con una significativa mudanza, sino interior. Durante la lectura hay que coger a la protagonista de la mano y avanzar con ella paso a paso para acompañarla en ese viaje al pasado a través de recuerdos y piezas perdidas, que irán encajando conforme ella se va conociendo a sí misma.

Ojalá esta novela también se quede contigo como se quedó conmigo».

ALICE KELLEN

Escritora

Lo que dicen de esta casa...

La casa del limonero

Katharina es una psicóloga alemana de treinta y ocho años con ascendencia española. Un día, recibe una carta en la que se le comunica que es la heredera de una casa situada en el centro de la ciudad de Valencia. La propietaria de la casa, su tía abuela María, de la que jamás ha oído hablar, ha fallecido tras estar ingresada mucho tiempo, primero en el manicomio de Jesús y después en el Hospital Psiquiátrico de Bétera. Darse cuenta de que su familia le ha ocultado la existencia de esta persona la lleva a hacerse muchas preguntas: ¿cuál ha sido la razón para mantenerla en secreto?, ¿qué tiene su familia que ocultar?, ¿por qué motivo la ingresaron? Ante la imposibilidad de conocer esta información a través de sus familiares directos, Katharina se verá inmersa en una incesante búsqueda hasta encontrar todas las respuestas, para ello se apoyará en sus nuevas amistades: Luis, con quien empieza a mantener una relación sentimental esporádica, y Manuel, el abogado que le comunicó la noticia de la herencia. Pero ¿y si en esta historia no todo el mundo fuese quién dice ser?

¿Te atreves a entrar?

Es mi historia, quizá la tuya, la de cualquier persona que se haya abierto a querer y haya sufrido por amor. En sus poemas están las ganas, los sueños, los logros, los anhelos, las heridas y los miedos. Son un cúmulo de sentimientos chocando dentro de esa bomba que tenemos latiendo a toda frecuencia a punto de explotar. Todas esas historias que he curado escribiendo. Las cicatrices cerradas y las que quieren cerrar. Son el ayer, el hoy, y las bases que he construido para mi mañana, ése que yo elijo. El futuro que puede acontecer sin esa persona que me hirió, pero no sin mí. Tiritas de Papel me ha sanado por dentro, mi mayor deseo es que logre acompañarte en el proceso un poquito a ti también.

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