Esperando... Ando

1/12/20142 min read

Si nos paramos a pensar podemos tomar consciencia de la cantidad de energía que muchos de nosotros invertimos en las esperas. Cuando somos niños deseamos crecer para poder hacer lo mismo que nuestro hermano/primo mayor. Cuando llegamos a adolescentes deseamos ser adultos para conseguir la tan preciada independencia. Cuando conseguimos ser independientes surge la necesidad de estar con otra persona para compartir nuestra vida. Cuando estamos con esa persona esperamos que lleguen los siguientes pasos. Y así, en cada temporada de la vida, esperamos a los siguientes acontecimientos porque esos sí, al parecer, nos harán felices de verdad.

Si nos enfocamos en una aplicación más diaria del concepto de espera, ¿Quién no ha empezado la semana alguna vez deseando que sea viernes? ¿Quién no ha vivido un mes entero esperando que lleguen las vacaciones? ¿Cuánta gente vive esperando que su situación laboral cambie? ¿Cuántas personas esperan a que aparezca la persona adecuada para entonces sí ser feliz?

Cuando vivimos esperando a que lleguen los próximos momentos nos perdemos lo único que realmente tenemos: el momento presente. Disfrutar de la vida es una cuestión en gran parte de actitud. Uno puede levantarse por la mañana pensando que es lunes y que le toca volver a la rutina, al atasco, al trabajo… y con esa actitud se dice a sí mismo que no está ante un día que se pueda disfrutar. O bien, puede levantarse un lunes pensando que empieza una nueva semana, que no sabe exactamente que le va a traer, que va a intentar hacer su trabajo lo mejor posible y sintiéndose agradecido por tener un motivo por el que madrugar y unos proyectos que cumplir. La decisión es personal. Así pues, partiendo de la base de que son los pensamientos los que generan las emociones, y de que, aunque no siempre, en gran parte podemos controlarlos, podríamos decir que está en nuestra mano disfrutar del momento y ser felices.

Algo que es inevitable, es que siempre esperamos o deseamos que lleguen cosas nuevas a nuestra vida que, planificadas o no, introducirán cambios y en muchos casos nos harán sentir mejor bien con nuestro entorno o incluso con nosotros mismos. Lo importante es no estancarnos en esa espera y seguir dando pasos. Como bien me dijo ayer una amiga «el movimiento se demuestra andando» así que, para evitar el estancamiento y la frustración que pueden ocasionar en determinados momentos las esperas yo por si acaso… Esperando… Ando.