Filtrado natural

9/26/20242 min read

Desde que tengo uso de razón he filtrado quién me parecía atractivo sin ser consciente de ello. Una mirada profunda, una sonrisa tímida, un roce de manos de esa persona y el corazón palpita de nuevo. Y caía en la trampa de creer que era por su belleza, por ese físico que me había atrapado a primera vista, por lo guapo que era, pero no era así en absoluto. Con el tiempo me di cuenta de que no, de que si esas personas me resultaban atractivas era en gran parte por su personalidad, sus gestos, sus palabras...

¿Quién no se ha enamorado de un personaje de una película alguna vez? Y es posible que esa persona que lo representa, cuando se quita ese traje y se viste de sí mismo quizá no le atraiga lo más mínimo. Porque no es el físico el que te atrae, sino ese físico acompañado de esa personalidad en concreto. El físico lo traemos puesto, podemos hacer algo por mejorarlo, pero el personaje que venimos a ser en esta vida lo elegimos cada uno. Y esa es nuestra gran ventaja.

Vivimos en la época de los filtros y los retoques. Y es lícito que queramos vernos lo mejor posible, sin embargo a veces me pregunto hasta qué punto es esto necesario. ¿Dónde está la gracia en aparentar 20 años si tengo 40? A nivel personal o emocional jamás intentaría aparentar que todas esas experiencias que he vivido en la segunda mitad de mi vida no me han cambiado. Yo no soy la misma que hace 20 años, ni de lejos. Y menos mal. Queda mi esencia por supuesto, pero he cambiado tanto, he crecido tanto... Y no me avergüenzo de ello, todo lo contrario, me alegra que sea así. He pasado por dos embarazos y he hecho todo lo posible por volver a estar como antes. Y en gran parte lo estoy, pero no igual. Nunca va a volver a ser igual. No soy la misma y mi cuerpo tampoco lo es. Porque él también ha vivido una serie de experiencias en estos años que le han hecho evolucionar. Ahora tengo el cuerpo de una mujer que ha sido mamá. Con sus cicatrices y con la seguridad y la fuerza que le da haber sido capaz de crear vida y alimentarla.

Últimamente he utilizado filtros en redes sociales, y yo que no soy una persona que invierta esfuerzos o dinero generalmente en ciertas cosas pensé, ¿qué sentido tiene ponernos filtros si luego salimos a la calle sin ellos? En ese momento tomé consciencia de que, igual que me pasa a mí con las demás personas, la percepción que el resto tenga sobre mí no creo que dependa de si llevo las uñas hechas o las pestañas postizas o una capa de maquillaje ese día. El mejor filtro que tengo, el que llevo siempre, es mi personalidad. El resto puede acompañarla siempre que ella se deje ;)

PD: sé que cuidarse para verse bien no debe hacerse de cara a los demás, sino por una misma, pero aún me cuesta no intentar verme a través de los ojos ajenos. Sigo teniendo cosas que aprender a pesar de los 40...