Huidas hacia adelante
Vicky Palm
8/13/20142 min read


Un día, cuando decidí tomar un rumbo distinto, alguien me dijo que mi vida se caracterizaba por las huidas hacia adelante… y que tuviera cuidado, porque la persona que era en ese momento, con todo lo que había ganado, ya no iba a volver.
Meses después, me ha venido esta frase a la cabeza, huidas hacia adelante. La verdad es que, pensándolo bien, tenía toda la razón. Ha habido varias ocasiones en mi vida en que he necesitado huir, salir, apartarme. Tiempo y espacio. Todo junto. Porque de nada sirve que pase el tiempo si no hay espacio. De nada sirve que haya espacio si no pasa tiempo.
Es curioso, que siendo una persona a la que algunos definen como «de cabeza» (y no les niego que parte de razón tienen) sean siempre los sentimientos los que me hacen huir. Creo recordar que esos venían «del corazón».
En cualquier caso, la realidad es que, cuando algo me hace daño huyo, escapo, me voy, eso sí hacia adelante. Me he preguntado muchas veces si es malo huir, si sería más valiente quedarse. Realmente, no lo sé. Lo que sí es cierto, es que personalmente estas huidas siempre me han llevado a un estado emocional mejor.
Miro a mi alrededor y veo muchas formas de afrontar la vida, muchísimas. Hay personas que optan por resistir a situaciones o personas que les incomodan. Otras se mantienen en la esperanza de que algo, por arte de magia, va a cambiar, y se quedan estancadas en esa esperanza. Porque sí, la esperanza me mantiene. La esperanza es lo último que se pierde. Pero se pierde. Otras personas luchan por lo que quieren y lo consiguen. O luchan y no lo consiguen. Y la esperanza se vuelve a perder. Otras se hacen valer y respetar ante determinadas personas en un momento dado y, entonces, solamente entonces, consiguen su objetivo. Otras se pasan la vida esperando que alguien las saque a bailar. Aún a riesgo de que se acabe la música sin poner el pie en la pista. Y otras, realizan huidas hacia adelante. Hay gustos para todo.
¿No habéis necesitado alguna vez dar un portazo? ¿Y cerrarle la puerta a algo o a alguien? Pues esa es la idea de este tipo de huidas. Dejar atrás el pasado, porque desde el momento en que tomas la decisión, es pasado. Y caminar hacia adelante. Porque aunque sea un tópico: donde una puerta se cierra más de una se abre. Pero donde no se cierra una puerta, es difícil que se abran más.
En cuanto a la parte de dejar atrás la persona que eras… ¿hay algo más maravilloso que eso? No hay nada como tomar decisiones arriesgadas, realizar cambios, andar para crecer. No vuelves a ser la persona que eras, te conviertes en quien eras más lo que aprendes. Ganas confianza en ti mismo, seguridad. Y terminas pisando cada vez más fuerte, o corriendo, como queráis verlo, pero siempre en la misma dirección: hacia adelante.